
Un mapa de la Batalla de Mallorca se esconde en Manacor. Está muy cerca del centro histórico, en la casa del líder de la Falange y alcalde tras el golpe de 1936: el capitán Jaume Jaume. Nos recoge uno de sus descendientes en la plaza de Sa Bassa y a sólo dos calles entramos por una modesta puerta de garaje que da paso a un patio con piscina. El interior de la casa ha quedado congelado en el tiempo. En el primer piso llegamos a un salón enorme, con techos altos y muebles de principios del siglo XX. Hay recuerdos militares, espadas cruzadas y un enorme obús que aguanta la puerta de la sala de lectura. Si volviera el señor de la casa, no notaría ninguna diferencia.
El mapa es muy grande y está prácticamente borrado. Es una cartografía del nordeste de Mallorca que ha perdido el color y sólo se ve lo que han pintado encima: el frente del Desembarco de Bayo y los barcos republicanos. Se indican perfectamente las líneas del frente. Abajo a la izquierda hay una enorme dedicatoria en italiano: “Al valeroso alcalde fascista Jaume Jaume. Aldo Rossi. Manacor. 4.9.36. Era Fascista”.

Justo al lado hay un retrato del temido emisario de Mussolini con otra dedicatoria: “Para el amigo, capitán Jaume Jaume Rosselló, magnífico colaborador en la victoria contra los comunistas en Porto Cristo. Aldo Rossi”.

La visita parece terminar pero alguien nombra a las cinco milicianas asesinadas en Manacor porque existe la posibilidad de que pasaran sus últimas horas en la bodega de la casa. Bajamos unas escaleras y nos encontramos un sótano que bien podría usarse de prisión, a unos tres metros bajo el asfalto, bajo el trasiego del centro manacorí. Es un amplio habitáculo totalmente vacío con la única iluminación de dos pequeños tragaluces. Una escalera lleva hasta una puerta metálica que separa de la libertad. Buscamos inscripciones en unas paredes con más de tres siglos pero no hay nada, sólo unas extrañas líneas negras.
La bodega del capità Jaume. La bodega del capità Jaume. Bodega del capità Jaume.
Algunos han buscado en el suelo de esa bodega el oro de Manacor, aquel que se recogió en toda Mallorca para pagar la ayuda italiana y que, efectivamente, llegó a Roma. Sin él, Mussolini no hubiera enviado su moderna aviación. Quizá buscaran otro tesoro. El capitán Jaume sí que custodió el botín de la Batalla de Mallorca. El coronel Ramos Unamuno se lo entregó en persona: “Se quedó con las alhajas precintadas y yo con la llave del precinto. (…) Después nada sé de esto” (Massot, 2011: 185).

Jaume Jaume Rosselló fue el primer afiliado de Falange en el pueblo y heredó esta casa de un tío soltero. Fue el primero de Manacor en apoyar el golpe, organizar la defensa de Porto Cristo y, como alcalde, identificar y detener “sospechosos”. Los historiadores coinciden en que si no ordenó, al menos consintió la terrible represión que sufrió la comarca. Algunos creen que se ha exagerado su responsabilidad para exculpar a otros. Como murió pronto (en 1949, con 64 años), decidieron acusarle a él de todo. Dejó mujer y cinco hijos.